La Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller de Alemania, Angela Merkel, cosechó mínimos históricos de votos en las elecciones de hoy en dos estados federados, las dos primeras de un año en que se celebrarán los generales.
Los resultados, interpretados en clave nacional como un plebiscito de la gestión contra la covid-19 del Gobierno federal consolidan a Los Verdes como primera fuerza en Baden-Wurtemberg y mantienen al Partido Socialdemócrata (SPD, socio de la CDU en la administración central) en Renania-Palatinado.
Por lo tanto, no complicará la continuidad de los primeros ministros regionales, Winfried Kretschmann (de Los Verdes) en Baden-Wurtemberg y Malu Dreyer (del SPD) en Renania-Palatinado.
En Baden-Wurtemberg, Los Verdes obtendrían un 31% de los votos (0,7 punto más que en 2017), seguidos por la CDU, con un 23% (cuatro puntos menos que hace cuatro años); SPD, con un 12% (un 0,7 punto menos), según la encuesta a boca de urna divulgada por la televisora estatal ARD.
Detrás de esas tres fuerzas se ubicaban en igualdad con un 11,5% de los votos la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, un 3,6% menos que en 2017) y el Partido Liberal Demócrata (FDP, un 3,2% más que hace cuatro años).
Baden-Wurtemberg es una próspera región, centro de la industria automotriz, que hasta 2011 fue un feudo conservador y desde entonces es gobernada por Los Verdes.
En tanto, en Renania-Palatinado se mantenía como primera fuerza el SPD, con un 34,5% de los votos (un 1,7% menos que en 2017), seguida por la CDU, con un 26% (un 5,8% menos); AfD, con un 10,5% (un 2,1% menos); FDP, con un 6,5% (un 0,3% más) y Los Verdes, con un 8,5% (un 3,2% más).
En Renania-Palatinado lograría ingresar al parlamento regional Votantes Libres, una formación de centro que reunía un 5,5% de los votos, mientras la Izquierda quedaría fuera en las legislaturas de ambos estados al sumar un 3,5% y un 2,5%, muy por debajo del 5% requerido como mínimo para obtener representación.
“Nos hubiese gustado un resultado mejor”, admitió el secretario general de la CDU, Paul Ziemiak.
No obstante, pese a los resultados de los sondeos a boca de urna, expertos recomendaron cautela debido a que la gran cantidad de votos por correo -que aumentó considerablemente en esa ocasión debido al coronavirus- podría modificar la tendencia.
Los comicios de hoy dieron el puntapié inicial a un año electoral que incluye elecciones en otros seis estados federados y que culminará en las generales del 26 de setiembre, de las que saldrá el nuevo parlamento y el nuevo jefe de Gobierno del país.
Es la primera vez desde 2005 que Merkel está ausente de la competencia electoral, tras anunciar en 2018 que no volvería a postularse luego de cuatro períodos de Gobierno.
Las elecciones transcurrieron en medio de estrictas precauciones sanitarias.
Asimismo, se realizaron en medio del reciente escándalo generado por el llamado “caso de las mascarillas”, que llevó a los diputados Nikolas Löbel (CDU) y Georg Nüsslein (de la Unión Social Cristiana de Baviera, CSU, aliada del oficialismo) a renunciar a sus partidos ante la sospecha de haberse enriquecido por actuar como intermediarios en la compra de tapabocas.
Varios politólogos consideran que este caso configura la “crisis más grave” para la CDU desde el escándalo de las “cajas negras” (financiación ilegal de campañas electorales) que precipitó la caída del canciller Helmut Kohl a fines de la década de los 90 del siglo pasado.
El “caso de las mascarillas” incrementó el hartazgo de millones de alemanes por las restricciones sanitarias y la gestión de la pandemia por parte del Gobierno federal, que ya desde principio de año vio mellada su imagen de gestor eficaz.
Ese descontento fue profundizado además por las dificultades para conseguir vacunas contra el coronavirus y por el aumento de los contagios registrado en los últimos días, con el telón de fondo del temor de las autoridades sanitarias a una tercera ola.